En la calle Guerrero, entre Washington y Arreola, encontrarán las librerías de viejo de la ciudad de Monterrey, capital de Nuevo León, en México.
Ya hacía mucho tiempo que tenía ganas de regresar, en esta ocasión, especificamente se debió a un accidente causado por una banda transportadora en Houston:
El mes pasado que estaba viendo "E.T. El Extraterrestre" con mi hija, me preguntó qué pasaba cuando el E.T. regresaba a su planeta. Recordé entonces que cuando era niño, vi en Comercial Mexicana un libro que se llamaba "E.T. En el planeta verde" y leí la reseña en la contraportada, básicamente se trata del regreso del extraterrestre a su planeta, una fábula ecológica... bueno, ya con la curiosidad royendome las tripas, me metía buscar en internet si había por ahí algún ejemplar a un precio no muy alto, para comprarlo y leerlo con mi hija.
Lo encontré en amazon.com y lo compré a fines del año pasado, sin embargo la semana pasada recibí un correo explicándome que el paquete se había dañado, y al no haber otro ejemplar, me confirmaban el reembolso.
Lástima, creo que si quiero leer algo de William Kotzwinkle con mi hija, tendré que conformarme con "Walter: el perro pedorrero" sin embargo, esa no fue la única razón por la que hoy me di una vuelta por las librerías de segunda mano de esta ciudad.
En octubre de 2007 mencioné en una entrada anterior el libro "Las columnas de cyborg" y aunque mi búsqueda de este ejemplar no ha sido realmente prioritaria, creí conveniente buscar entre esos montones de libros llenos de polvo, de hojas amarillas y lomos maltratados, el logo de Rotativa, la editorial que publicó esa antología de Julio Coll.
Tampoco tuve suerte con eso, sin embargo no me fuí con las manos vacías: compré "La sopa de botón" y "Cuentos y leyendas de Rumania" para leer con mi hija (ya tuve el gusto de conocer a las strigoii, quién sabe que otros bichos inspiradores me depare ese folklore) y "El fin de la infancia" del recientemente fallecido Arthur C. Clarke, cuyas obras siempre son una buena compañía para el aficionado al género.
¿Cuánto pagué por los 3 ejemplares? 120 pesos. Un regalo.
He mencionado hasta ahora, solo dos razones de porque asistí al encuentro con estos viajeros que van de biblioteca a estante, de buró a baño, e incluso de lado a lado de la ciudad, a bordo del metro; y el título de la entrada hace alusión a una razón más.
Bien.
Una de mis máximas como escritor, la línea de salida de mi carrera es "el mundo es un cofre lleno de historias" de Jeffrey Archer. No solamente son las personas y sus sentimientos los que inspiran las historias, también los lugares.
Estos templos donde hallan parada los libros de segunda mano, son por mucho un mejor lugar que la basura ¿en qué mente sacrílega puede una obra, por mas burda y comercial que sea, merecer irse al relleno municipal?
Aquí los arcáicos estándares de la ASTM de 1937, no valen por su utilidad a un ingeniero, sino por el momento histórico en que fueron editados, antes de que las palabras "calidad" o "estadística" se pusieran de moda.
Aquí bajo monotones de volúmenes de enciclopedias que se venden por separado, bajo la tierra acumulada y ocultos entre discos LP, se pueden encontrar historias que acompañan a las historias: libros subrayados que indican la sabiduría que otro lector pudiera haber encontrado; dedicatorias que son biografías en si mismas: "Espero que las narraciones de este libro inspiren a nuestra família en este momento de dificultad" (en un libro de grandes personajes)
De pronto las puertas siempre abiertas, reciben a otros visitantes: estudiantes de filosofía y letras que preguntan por Lao-Tse y Karl Marx; un ingeniero que aprovecha para buscar el Manual de Aguas de Nalco; una muchacha que repasa los títulos de medicina.
Como en el mítico "Emporio de objetos perdidos de Wong" todos buscamos dentro de esos laberintos de estantes, donde el único faro es saberse el abecedario, las palabras encerradas que nos darán ya sea conocimiento o esparcimiento.
Algunos tienen suerte y, como atraídos por una suerte de imán de ideas, encuentran lo que buscan.
Otros como yo, tendremos que seguir buscando otro día, mientras la marea de libros usados que llegan y se van, arroja a esa playa de sueños el tesoro anhelado.
Mientras, los invito a darse una vuelta a uno de estos lugares, a hurgar en donde los sueños de los titanes de la literatura, conviven con pequeñas ilusiones de autores otrora en voga y hoy olvidados. Si tienen algún libro que no les interesa, entreguenlo a estas bibliotecas informales, les serán pagados... y pasarán a las manos de un estudiante con poco dinero, a las de un niño curioso que solo tiene una moneda de cinco pesos para comprarse cuentos de Andersen, o a las de un escritor que sigue soñando con el día, décadas mas tarde, en que sus propios libros amarilleen sus páginas sobre una mesa o un estante de librería de segunda mano.
(A Volar)
Eso ultimo...eso es lo que nos depara el futuro, mi estimado cuervo...nuestro nombre en tinta sobre papel decadente cubierto de polvo...y aun así, la inquieta pluma no se detiene.
ResponderEliminarEl Nahual
Destino portentoso, formar parte de la arqueología.
ResponderEliminarSigamos escribiendo.
Cuando caminaba por el centro de la ciudad me topaba mucho con librerías como las que mencionas. No te lo voy a negar, más de una vez pensé que lo único que tenían adentro solo se podría equiparar a desperdicios y cuanto más desmadre. En alguna ocasión me toco ver el Ulises de James Joyce y creo en otra vuelta vi 100 años de soledad de García Márquez en el aparador.
ResponderEliminarEn lo personal me considero un “analfabeto literario”, apenas llevo metido en la lectura de forma seria si mucho 2 años y la mayoría de los libros que recomiendan los encuentras en las librerías. Al menos eso era lo que yo pensaba, hay un pinche libro que llevo buscándolo en las librerías acá en la frontera y no lo encuentro, incluso lo mande pedir en Barnes and Nobles y me mandaron al diablo, el de Clarisa de Samuel Richardson.
Tal vez esos lugares no sean un desperdicio después de todo, a lo mejor y mi libro se encuentra dentro de esos estantes llenos de autores que comercialmente no estén en su apogeo, pero que en lo literario fueron y siguen siendo una chingonada. Este post definitivamente cambio la opinión que tenia de esas librerías.
Saludos carnal.
Tienes mucha razon, como dicen los gringos: "Dont judge a book by its cover". Los mayores tesoros se encuentran en donde uno menos se los espera.
ResponderEliminarSee ya around.
Hola, especial tus comentarios
ResponderEliminarvivo en Monterrey, y crei que tu vivias en otro estado...
que raro...
saludos y me gusta como escribes, estas en mi pagina, como recomendacion jejeje
LIBRERIA DE VIEJO
ResponderEliminar“Se vuelve lo más deseado, el hallazgo . . . inesperado.”
Librería de viejo,
la de aroma añejo,
librería de usado,
del tiempo pasado.
Frecuentes visitas,
todas exquisitas,
lugar fascinante,
misterio constante.
Pisar laberinto
del saber, . . . recinto,
encapsulamiento
del conocimiento.
Como en docta gruta,
emprender la ruta,
seguir el camino
de nuestro destino.
Andar callejones,
recorrer secciones,
vagar por pasillos,
estrechos corrillos.
Vivencia, existir,
mundano sentir,
vitrinas, estantes,
sorpresas bastantes.
Mirar ejemplares,
goces oculares,
bellos empastados,
folletos gastados.
Observar impresos,
volúmenes viejos,
textos incunables,
todos invaluables.
Colecciones serias,
las enciclopedias,
ex libris, cultura,
el arte es ventura.
Curioseando vibro,
¡bendito es el libro!,
en manos delicia,
táctil la caricia.
Hojeando las obras,
la vida recobras,
nostalgia, emoción,
late el corazón.
Clásico adorado,
descatalogado,
revistas añosas,
esperan ansiosas.
¿Estudiar tú gustas
las biblias vetustas?,
esas más antiguas,
hoy, están exiguas.
Leyendo, no pecas,
joyas, bibliotecas,
de papel alhajas.
tu ser agasajas.
Precio, poco importa,
su edición te aporta,
sapiencia, instrucción,
sabia educación.
Librero anticuario,
arca, relicario,
que asilas los saldos,
opacados, gualdos.
Bodegas, tapanco,
Cliente digno, franco,
de segunda mano,
Mercader, hermano.
Repudio a lo injusto,
el trato más justo.
alma reconcilia,
tomos, bibliofilia.
Preservar el rito,
lo demás . . . es mito,
¡hábito, fiel tradición,
el hallazgo de ocasión!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 14 de marzo del 2006
Dedicado al Sr. Fermín López Casillas
Reg. SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14
LIBRERIA DE VIEJO
ResponderEliminar“Se vuelve lo más deseado, el hallazgo . . . inesperado.”
Librería de viejo,
la de aroma añejo,
librería de usado,
del tiempo pasado.
Frecuentes visitas,
todas exquisitas,
lugar fascinante,
misterio constante.
Pisar laberinto
del saber, . . . recinto,
encapsulamiento
del conocimiento.
Como en docta gruta,
emprender la ruta,
seguir el camino
de nuestro destino.
Andar callejones,
recorrer secciones,
vagar por pasillos,
estrechos corrillos.
Vivencia, existir,
mundano sentir,
vitrinas, estantes,
sorpresas bastantes.
Mirar ejemplares,
goces oculares,
bellos empastados,
folletos gastados.
Observar impresos,
volúmenes viejos,
textos incunables,
todos invaluables.
Colecciones serias,
las enciclopedias,
ex libris, cultura,
el arte es ventura.
Curioseando vibro,
¡bendito es el libro!,
en manos delicia,
táctil la caricia.
Hojeando las obras,
la vida recobras,
nostalgia, emoción,
late el corazón.
Clásico adorado,
descatalogado,
revistas añosas,
esperan ansiosas.
¿Estudiar tú gustas
las biblias vetustas?,
esas más antiguas,
hoy, están exiguas.
Leyendo, no pecas,
joyas, bibliotecas,
de papel alhajas.
tu ser agasajas.
Precio, poco importa,
su edición te aporta,
sapiencia, instrucción,
sabia educación.
Librero anticuario,
arca, relicario,
que asilas los saldos,
opacados, gualdos.
Bodegas, tapanco,
Cliente digno, franco,
de segunda mano,
Mercader, hermano.
Repudio a lo injusto,
el trato más justo.
alma reconcilia,
tomos, bibliofilia.
Preservar el rito,
lo demás . . . es mito,
¡hábito, fiel tradición,
el hallazgo de ocasión!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 14 de marzo del 2006
Dedicado al Sr. Fermín López Casillas
Reg. SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14