Hoy es día internacional de la mujer.
Hace mucho tiempo que he querido escribir esta editorial, creo que el momento es propicio para una reflexión, no sin antes hacer una aclaración.
Se que el título de la entrada suena agresivo, incluso misógino, sin embargo no tengo reserva para usarlo, es exactamente de lo que quiero hablar. Se que al hacerlo he llamado la atención de las aludidas y voy a herir las suceptibilidades de muchas, por lo que haré una aclaración antes de entrar en tema a fin de bajar los ánimos, una vez que tengo su atención y (espero) he turbado sus pensamientos.
No me refiero a las mujeres que deciden no tener hijos y/o viven para trabajar.
Ser madre o no serlo, es derecho de la mujer, tener hijos es una decisión hecha en pareja de mutuo consentimiento y es válido decidir no traer "más niños a sufrir a este mundo", y me refiero principalmente a la planeación familiar, no al aborto, si bien este es un tema que compete también primero a la mujer y de lo que hablaremos en otra ocasión.
Conozco a varias brillantes damas, destacadas en sus campos profesionales, que han optado por dedicarle la mayor parte de su tiempo a su trabajo, acaso teniendo un compañero por marido. Suelen ser tías maravillosas que siempre tienen palabras dulces (y regalos costosos) para sus sobrinos y sobrinas. Son mujeres que aportan mucho a la economía de su país y cada vez son más las que están al frente del hogar en México.
Y ni hablar de quienes no pueden tenerlos por razones biológicas, eso es un asunto en el que nadie tiene derecho a meter las narices.
No me refiero a las mujeres que son amas de casa.
Actualmente, por loco que suene, es común escuchar grititos de asombro cuando una mujer dice que se casa para que la mantengan, o que su meta en la vida es ser ama de casa o esposa. Sus amigas apelan a la cordura con frases como las de cierto instituto de mi tierra natal "¿Te vas a quedar de ama de casa toda la vida? ¡Cultora de belleza es el futuro!" (o algo así) como si fuera una insensatez depender económicamente del marido.
Tan respetable es una mujer que decide no tener hijos para enfocarse a su trabajo, como una que decide no tener trabajo para enfocarse a sus hijos... es más difícil para el marido, pero una vez más, son decisiones de pareja.
No me refiero ni a divorciadas ni a viudas.
Porque si una pareja fracasa, es responsabilidad (yo no creo en la culpa) de ambos, y queda en la mente y corazón de cada quién si hizo o no hizo todo lo que estuvo en sus manos para que ese matrimonio llegara a buen puerto. Eso lo se muy bien.
Y reconozco el valor y coraje de quienes en ese estado, se entregan por partida doble a sus hijos por encima del cansancio que deja no tener una pareja que las apoye.
Una vez hecha la aclaración, procedo sin miramientos.
El fracaso de la mujer empieza cuando quiere "realizarse" en todos estos campos al mismo tiempo.
Quieren ser destacadas profesionistas, adictas al trabajo y ganar igual o más que cualquier hombre, al mismo tiempo que sueñan con mantener su cuerpo como lo tenían a los 20 años (que para eso trabajan, para pagarse el gym o el botox), quieren tener carro del año, pagarse viajes y presumir que tienen a sus hijos en escuelas caras, que pertenecen a la sociedad de la vela perpétua y organizan las kermeses y bazares de caridad, ellas se pagan su vicio ya sean maquinitas del "juega-juega" o la cheve.
Ellas, las que anhelan tener hijos para completar el album de estampitas donde aparecen tomando todos los roles al mismo tiempo: profesionista, amante, ama de casa, madre, esposa... pero sobre todo, mujer dueña de si misma que no tiene que rendirle cuentas a nadie.
Ellas, que están cometiendo el mismo error que generaciones de hombres cometieron en siglos pasados: dejar de lado a la familia para tener éxito en el trabajo.
Peor aun: que han decidido tratar con la punta del pie a los hombres que las rodean para compensar años de maltrato que siglos de machismo impusieron en sus madres o abuelas o bisabuelas.
Eso, damas, se llama HEMBRISMO.
Dicen que el que mucho abarca poco aprieta y el que sirve a dos amos con uno queda mal.
También dicen que el que sirve a muchos amos, con todos queda mal.
Ah, pero no debería de ser tan duro con ellas.
Después de todo, desde que las mujeres tuvieron acceso a un salario justo, digno y equitativo (como debe ser) se convirtieron en mercado meta.
Así que las malignas corporaciones diabólicas posaron sus fieros ojos en ellas: empezaron a ofrecerles productos de belleza, promesa de eterna juventud, sport utility vans para llevar a la familia a ser felices en un paseo a Disneylandia en domingo - aunque el resto de la semana los vean solo como una "obligación" más- SPA's personales para reponer energías de su extenuante trabajo diario e innumerables artículos que yo como hombre no tengo presentes.
Ellas son las mujeres "soy totalmente de hierro" como dice Lorena Wolffer.
Fracasan estruendosamente.
Fracasan como muchos padres fracasaron por siglos en la historia de la humanidad.
Fracasan por las mismas razones.
¿Qué sigue de esto?
¿Es solamente una diátriba amargada sobre las consecuencias de cometer los mismos errores?
No necesariamente.
Porque a la par de esta falla en el papel de madre de la mujer principalmente (al menos parece que es más común que sea este rol el que las mujeres totalmente de hierro prefieren ir dejando de lado, en vista de que necesitan el trabajo para pagarse sus gustos y necesidades) ha surgido una nueva clase de padres, que son la razón por la que hay "sturdy station" en el baño de hombres y que no temen ni cambiar pañales ni comprar corpiños.
Yo los llamo caballos de mar.
Quienes ejercen esta nueva paternidad, saben que todo el trabajo y esfuerzo para dar una buena calidad de vida a los hijos, se invalida cuando no se les presta atención, cuando no se les da apoyo, cuando el cansancio o el mal humor se descargan en la casa.
El caballo de mar ha aprendido que la antigua paternidad es incompleta y tiene que involucrarse en la crianza de los hijos, más allá de solo ser un "compañero de juegos" de los niños y un puntal de disciplina para los jovencitos.
Pero eso es tema para otra entrada, por lo pronto, dejémoslo hasta aquí.
¡Feliz día internacional de la mujer!
(A volar)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTARIOS