No me gustas cuando eres esquiva.

Saludos.

Este fue un año prolífico, lujurioso en el aspecto creativo, principalmente en el asunto de hacer guiones de comic.

Sin embargo me topo con que el otoño se aproxima a su fin y como hojas caducifolias, las ideas de pronto han desaparecido de la corteza que está bajo el cabello y el hueso.

Tal vez la musa, mujer al fin, se cansó de mis arrebatos, de mis exigencias de amante adolescente.
Tal vez simplemente le duele la cabeza y no hay aspirinas a la mano.
Exorcicé, como dije antes, muchos demonios este año: le arrebaté su poder a las diosas; acepté con serenidad que no tiene porque existir un sino en el futuro; hice a un lado miedos pequeños antes de que crecieran; entendí que no hay una perversa ley de equilibrio en ceros que da tanto como quita.

Aun así, no tengo ideas para escribir, o mas bien tengo ideas, pero no me satisfacen, no me enganchan, no me apasionan.

Y a pesar de ello, estoy ansioso... estoy ansioso por verla, dice la canción, pero más que la necesidad insatisfecha de sentarme ante el teclado, inventar un mundo mitad real y mitad inconsciente, es la angustia de sentir que me aparezco en el páramo de la página en blanco y no veo mas que un desierto, sin piedras o dunas que observar.

Se que hay planetas extrasolares, gynoides, gusanos, desastres ecológicos que pudieron evitarse, realidades alternativas, juzgados pantemporales, islas del tiempo, dinosaurios, gente sin oficio ni beneficio, caminantes de planos, viajeros, niños-monstruo, nigromantes, héroes en plena adultez, ucronias, distopias, pulp, dioses acuáticos... todo está ahí, y sin embargo no puedo verlo con ojos nuevos.

¿Debería escribir una comedia romántica?
¿Debería abordar una novela histórica rigurosamente investigada?
¿Debería buscar el crimen perfecto?

Musa querida...
...no me gustas cuando eres esquiva.

(A volar)