Saludos:
En esta ocasión quiero hacer un recuento del camino no tan nuevo que ha recorrido este género en México. Salvo pequeñas excepciones, no me ocupé del cine ni del comic, espero en una entrada futura hacerlo.
De
acuerdo al Archivo General de la
Nación , el primer escritor mexicano en abordar el género fue
el sacerdote franciscano Manuel Antonio de Rivas, con "Sizigias: Un viaje
literario a la luna" (1773). Sobra decir que el Santo Oficio lo acusó de
herejía, si bien la sentencia no se le aplicó. Mejor suerte corrió el célebre
Joaquín Fernández de Lizardi, quien en un par de capítulos de "El
periquillo sarniento" (1816) arroja a los protagonistas a una isla utópica.
Después la turbulencia histórica inicial de nuestro país recibiría con agrado
las visiones de un futuro mejor, descritas por José Joaquín Mora, en su obra
"México en el año 1970" (1844).
Debido
a la revolución industrial, la segunda mitad del siglo XIX fue un caldo de
cultivo para todos los escritores especulativos del mundo y nuestro país no fue
la excepción. Al margen de esta nueva era surge "Viaje Celeste"
(1870) y "Querens" (1890) de Pedro Castera. Más tarde encontraremos
la influencia de las historia de viajes de Jules Verne, reconocible el cuento
"El buque negro" (1892) de José María Barrios de los Ríos.
Pero
fue en los albores del siglo XX que la ciencia ficción se plantó con pies
firmes en el imaginario colectivo, empezando con Amado Nervo que nos habla de
"La última guerra" (1906) donde lo animales se rebelan contra el
hombre.
Como
todos sabemos, muchas naciones se sumergieron entonces en la Primera Guerra Mundial o en
cruentas guerras civiles. Entre el zumbido de las balas, se yerguen autores
como Julio Torri con "La conquista de la luna" (1917) y Martín Luis
Guzmán con "Como acabó la guerra en 1917" (1917) el primer atisbo del
uso de informática en México.
Aun
cuando las novelas revolucionaria y costumbrista estuviera en boga en décadas
siguientes, hubo autores que se acercaron a la especulación científica, entre
ellos José Martínez Sotomayor con "Neocentauro" (1932), un relato
sobre las relaciones hombre-máquina; Francisco L. Urquizo con "El tío
Juan" (1934) y "El réferi cuenta nueve" (1943) de Diego Cañedo.
Hacia
la década de los 50's México ya estaba en pleno "milagro mexicano" –
un modelo económico de crecimiento constante, pero bajo políticas comerciales
proteccionistas – y la ciencia ficción dio pasos vacilantes hacia la modernidad.
Se empezaron a publicar traducciones al español de revistas anglosajonas como
"Fantastic Misteries" ("Cuentos Fantásticos, 1948) y "The
magazine of fantasy and science fiction" ("Ciencia y fantasía",
1956) entre otras. De esta época destacan las obras "Baby H.P."
(1952) de Juan José Arreola, "Chac Mol" (1954) de Carlos Fuentes y "Yo he estado en Marte" (1958) de
Narciso Genovese. Por su parte el cine abordó entusiasmado "Los platos
voladores" (1955) y "La nave de los monstruos" (1959) a ritmo de
los frenéticos bailes de "Resortes" y la galanura norteña del "Piporro",
respectivamente.
Académicamente
se considera que a partir de la década de los 60's surge la primera generación
de autores de ciencia ficción mexicana: mientras en el cine Santo y Blue Demon
luchaban una y otra vez contra bellas invasoras del espacio, Alejandro
Jodorowsky y René Rebetez fundaban la efímera revista "Crononauta"
(1964) y el Club de Ciencia Ficción. Se publican "El mensaje de
Fobos" (1964) de Arturo e Irene Gutiérrez Arias, "El quinto
reino" (1966) de Ramiro Garza, "Otra vez el día sexto" (1967) de
Juan Miguel de la Mora ,
"Mexicanos en el espacio" (1968) de Carlos Olvera, y el ensayo
"La ciencia ficción: cuarta dimensión de la literatura" de René
Rebetez (1968).
La
década de los 70's marca la madurez de esta primera generación de autores
modernos. Recordemos que eran tiempos en que los jóvenes protagonizaban el
deseo de cambio en el mundo y en ellos la ciencia ficción hizo un eco estruendoso
dejando de lado las aventuras espaciales para enfocarse a las temáticas
sociales. Baste mencionar "La
burbuja" de René Rebetez (1970), "Llamaradas para fechas vacías"
(1973) de Paco Ignacio Taibo II, "Trasterra" (1973) de Tomás Mojarro,
"Proceso a Faubritten" (1975) de Marcela del Río y "En el
silencio del sueño del origen" (1976) de Bernardo Ruiz.
Continuarían
Mariano Martínez con "De cómo vencimos al ultrasonido" (1980), Edmundo Domínguez Aragonés con "Arbol de
la vida" (1981), Homero Aridjis con "Espectáculo del año 2000"
(1981), Federico Schaffler con "Un error de cálculo" (1983), José
Emilio Pacheco con "La catástrofe" (1984), Salvador Elizondo con "La
luz que regresa" (1984), José Agustín con "Cerca del fuego"
(1986), César Rojas con, "El que llegó hasta el metro Pino Suárez"
(1986), Carlos Fuentes con "Cristobal No Nato" (1987) y como consecuencia de este gran desarrollo, el
parte aguas se dio en 1984 al surgir el "Premio Nacional Puebla de Cuento
de Ciencia Ficción" convocado por ese estado y CONACYT, siendo hasta la
fecha el premio mas prestigioso del género en nuestro país. Lo han recibido
autores hoy reconocidos como Mauricio José Schwarz por "La pequeña
guerra" (1984), José Luis Zárate por "El viajero" (1987 –
reconocido en 1992 con el premio Kalpa como "Mejor cuento de ciencia
ficción de los 80's") y Gerardo Porcayo por "Imágenes rotas"
(1994).
Este
nuevo boom dio a lugar un gran número de fanzines y ezines en la década de los
90's, entre ellos "Los mismos grados mas lejos del centro","Asimov
Ciencia Ficción", "Goliardos", "Azoth" y
"Fractal" entre muchas más, además de la consolidación de autores
como Homero Aridjis, Blanca Martínez, Federico Schaffler, Alberto Chimal,
Bernardo "BEF" Fernández, H. Pascal, Pepe Rojo, Gerardo Sifuentes,
Gabriel Trujillo y Luis García; y en el cine a Alex Rivera con "Sleep
Dealer", Alfonso Cuarón con "Hijos del hombre" y a Guillermo del
Toro con algunas historias de "Hora Marcada".
Sin
embargo, el futuro aun no nos alcanza.
En
este momento se están gestando las voces de una nueva generación, que al igual
que los mencionados connacionales, especulan sobre lo que le espera al
universo, a la humanidad y por supuesto, a México.
Así que quien sabe… tal vez tu mismo pudieras ser parte de
esta historia, ¿no creen?
¡A volar!
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