Tu recuerdo viene a mí
Como arcadas de vómito
Apenas me estoy reponiendo
Ya viene la otra
Le hablé al ciego del amor del sol
Lo culpó de sus quemaduras
No podía distinguir la noche del día
Siervo y rey del mundo oscuro
Vi al necio acercarse al tigre
"se ve suave y hermoso" dijo
El hombre lleno de bondad y buenas intenciones
Es igualmente rebanado por las garras
Oí que los alaridos de los miedos
Y el grito del orgullo
Hacen más tenue la voz del amor
Daña más lo que se deja de decir, que lo dicho
Caminar de nuevo el desierto de espinos
Heridas que se abren y supuran
Y el abismo de un silencio tan profundo
Que ni el eco de mi voz se escucha
Así se han ido de mi ellas
Justo cuando el Invierno asoma la nariz
Me mira y se burla, me hiela
Gélido silencio bajo las sábanas
Hace frío.
Estoy solo.
Otra vez.
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